19 de Agosto de 2009...

Me acordé, pero no tuve tiempo ¡qué bueno!
Si, un año más acá... ¡ya son 4! Sigo renegando, extrañando, aprendiendo, pero sobre todo me sigo sorprendiendo, de mí y de quienes me rodean... Este último año ha sido demasiado bueno (hasta miedo me da...), los estudios removieron los duendes casi adormecidos, renovaron la promesa para el logro de mi más grande objetivo (escribir y publicar); me regalaron también una buena amiga a quien ya conocía y apreciaba pero que este año, por compartir "el aula", pude conocerla de verdad y quererla mucho, mucho, tal como se lo merece: Mi Vero.
La brega de este último año me devolvió a la escuela, alumnos, tiza y pizarrón, trinomio perfecto donde puedo desplegar mi lengua intentando enseñar mucho más que una simple ciencia; llegar a la conciencia, tocar corazones e iluminar caminos, esas son mis pretensiones. Demostrarles con el ejemplo que todo es posible si se anhela, se confía y -sobre todo- se suda. La diferencia de edades por primera vez en mi historial docente es notoria, ya no sólo les hablo de ilusiones, ahora puedo hablarle de vida y experiencia. Oficialmente, para el sistema ¡ya soy una docente! sólo tengo que esperar que en febrero llegue la cédula (¿febrero?), esperar ha sido un buen ejercicio para mi impaciencia y todo llega: Si, todo llega.
Mi hermoso taller (¡mi hermosísimo talller!) ya camina sólo, mi pequeña isla en la semana, mis dos horas de paz, inocencia, dulzura, sonrisas porque sí; ilusiones intactas y un mundo que se abre sin fin. Mis pequeños lectores y grandes escritores, sin duda un regalo de la vida poder ser parte de su infancia, de sus hermosos años de luz cobijados por los libros, sembrando esperanzas. ¡Cómo los quiero mis chamacos! Gracias: Simplemente gracias.
La razón por la que estoy aquí sigue vigente y adelante, con sus entuertos propios de la convicencia y los cansancios, pero al llegar cada noche, cuando lo siento llegar a la cama, arroparme, rozar mis pies desnudos con los suyos, sus palabras de amor (sólo porque piensa que estoy dormida), su ciudado para no despertarme cuando prende la tele, sus brazos rodeando mi cintura... Me hacen tocar el cielo, un cielo que no se desvanece al despertar, a pesar de mis malos humores cuando salgo de la cama. Estoy aquí por tí, te amo: Jorge te amo.
Mis amigos, que se mantienen a pesar de las distancias y las pérdidas, pérdidas de amores, padres, abuelas y alguna que otra utopía. Esas personas que han decidido acompañarme y que ¡gracias dios! dejaron que yo los acompañe a través de las risas y las desilusiones, ejemplos de vida, de fé y valentía. Tengo pocos y a la vez muchos, cada uno ocupa un lugar definido en mis oraciones nocturnas, las divertidas tardes de asado, debates y aprendizaje, las noches de liberación y demostraciones del "poder femenino". Las muestras de cariño y confianza por el facebook y los mails, ellos son la prueba de que algo habré hecho bien... No los nombro a todos pero ustedes sabe quienes son (Paty, Paloma y Pinty ustedes son por gracia divina amigas con quien comparto la sangre). Por favor!: Quédense conmigo.
Y por último, pero encolumnando mi vida y destino, están ellos... Papá y Mamá, Galileo y César, Lilia y Mabel. Mis padres los de las lecciones, el apoyo, el inconmesurable amor aprueba de rayos y centellas, a prueba de años, ellos que hicieron a esta mujercita que humildemente, en cada acto, busca su aprobación y llenarlos de orgullo. Mis hermanos, a quienes a pesar de la lejanía llevo (desde el 86) a cada uno de la mano, sintiéndome un poco mamá, un poco ejemplo, un poco responsable; hombres ya, a pesar que los sigo viendo como niños, hombres ya buscando cada uno como hacerle frente a la vida y construir su destino. Querida Lilia, gracias por amar a mi hermano chamaca bonita, gracias por ser tan mujer y gracias por obligarlo a merecerte; Mabel, mi hermana, suegra, amiga, cuñada, compañera, confidente, eres el maravilloso plus que coronó el apellido Capello... La familia, desde siempre y como nunca: Una maravillosa familia.
Termino ya porque la ropa blanca me espera y hay un sol ideal para borrar lo que el jabón (y mis manos aún inexpertas) no pueden. Después me iré al centro y pasearé, cual reina de la primavera, saludando a todos; cuando la siesta caiga sobre Mercedes volveré a casa donde afortunadamente todo estará donde tiene que estar... 4 años y es tanto lo que he ganado! No diré más pues sería redundar; me despido pues dejándoles un "buenos días" y a promesa de seguir siendo fiel a mis principios y motivaciones, se los debo a ustedes: Se los brindo a ustedes.
Lucero*
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